"La obsolescencia programada, la causa olvidada de la contaminación del planeta, ¿Casualidad o interés?"

 


"La obsolescencia programada, la causa olvidada de la contaminación del planeta, ¿Casualidad o interés?"

"Todo lo que consumimos, es fabricado con una fecha de caducidad artificialmente modificada, de forma que el consumidor se ve en la obligación de desecharlo y volver a comprar otro, ocasionando una contaminación más grande que cualquier otra"

Por Juan Salvador Martín

Desde hace aproximadamente veinte años, los principales gobiernos del mundo han estado impulsando un cambio global de consciencia sobre la contaminación del planeta, el denominado "cambio climático" ha pasado de ser un fenómeno "científico" de estudio, a una verdadera religión, en el sentido más amplio del término.

La dos principales causas que han venido señalando han sido, por una lado el "calentamiento del planeta", provocado por la quema y emisión de dióxido de carbono, y por otro la "contaminación del planeta" provocada por los humanos. 

El primero, ha sido atribuido a los combustibles fósiles, el segundo a la propia actividad humana. Éste último resulta ser cuanto menos disipado, sesgado y claramente desvirtuado por el poder político. Ha servido para justificar  todo tipo de represiones, prohibiciones, y señalamientos morales. Ha servido, por tanto, como eje principal subyacente para imponer planes aún más profundos, como son la agenda 2030. Lo cierto es que, jugando con la "moralidad" humana y la "sensibilización" de la población, han venido realizando recortes en la libertad humana 

De culpar a la gran industria, han pasado a culpar a los propios individuos, y con ello, tratando a las personas como meros infantes sin consciencia y meros números, han comenzado a promulgar los preceptos de esta nueva religión: No comas carne, no tengas coche, usa transporte público, no vayas en avión de vacaciones, no compres bolsas de plástico,. 

En comienzo eran simples requerimientos morales, al ver que la población - desde su libertad- no promulgaban con dichos preceptos, han traspasados dichos requerimientos al terreno legal, para, de esa forma, eliminar toda resistencia.

Ya no te "piden", ya te "obligan", ese cambio, sin duda, ha sido el detonante de que veamos gato encerrado en este asunto. Más si cabe cuando uno analiza en profundidad el panorama internacional, y, con relativa facilidad y con sentido común, va poco a poco derribando las absurdas justificaciones que impone el poder político.

Son la propia clase política la misma que no predica con el ejemplo, viajando en falcón, cerrando centrales energéticas sin un plan de transición previo, arruinando a la ganadería y agricultura, ocasionando subida de precios y empobreciendo a la población. Son los mismos que durante décadas han desechado las patentes de motores que usaban agua, por ejemplo, como es el caso del invento de Stanley Allen Meyer en los años 90´´. Del que el gobierno de EE:UU aún no ha aclarado que hizo con dicha patente y porque no lo puso a disposición de la sociedad. Son los mismos que autorizan el uso de "yoduro de plata" para modificar el clima y crear sequias.

Sin olvidar el factor, a mi juicio, más importante, la obsolescencia programada, resulta paradójico, por ejemplo, que te impongan comprarte un coche eléctrico, y que a la vez, no haya planes para reciclar las baterías, sabiendo que esos coches tienen una vida útil más corta que los de combustión. Ningún gobierno ha invertido en planes de reciclaje para todos los aparatos y productos que desechamos, pero, ¿Por qué los desechamos tan pronto? , he aquí cuando abrimos el gran melón oculto.

Resulta que todo lo que consumimos, es fabricado con una fecha de caducidad artificialmente modificada, de forma que el consumidor se vea en la obligación de tirarlo y volver a comprar otro, ocasionando una contaminación más grande que cualquier otra, imagina cuantas toneladas de productos tenemos que desechar cada persona al cabo del año, por el simple motivo de " engordar la cartera de los fabricantes" y como es de esperar, el poder político mira para otro lado.

Te compras un teléfono, y al cabo de dos años tienes que tirarlo, lo vuelven inservible, ¿A dónde va ese producto? ya sabéis la respuesta. Lejos de ser preocupante, más bien resulta deleznable, que mientras coartan nuestra libertad y nos acusan de ser inmorales e insensibles con nuestro querido planeta, nos inducen a seguir consumiendo y tirando los productos una y otra vez, en una espiral, sin tener planes de reciclaje, y sobre todo, sin atajar la raíz del problema. 

 Si los productos durasen más tiempo. o más bien, si durasen toda la vida, reduciríamos verdaderamente la contaminación del planeta, pero claro, se acabaría el negocio. Al final, resulta, que lo inmoral, se vuelve moral cuando recae sobre una parte de la población y no sobre la gran mayoría. Que curioso mundo estamos construyendo para nuestros hijos.

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