"El Sistema de Educación Público es un Fracaso"

"El Sistema Educativo público es un fracaso"

"El sistema educativo público secuestra la libertad de las familias"

"Adoctrinamiento e imposición, los pilares del sistema educativo público"

Por Juan Salvador Martín 

Junto a la sanidad pública, el sistema educativo público forma parte de los pilares fundamentales del mal llamado «estado del bienestar». Un símbolo de "progreso social" defendido a capa y espada por la casi totalidad de la sociedad de nuestro país. Lo cierto es, que cuando analizamos en profundidad dicho sistema, y además observamos el rumbo que ha tomado esta última década - propiciado por la intervención política- es fácil darnos cuenta de que representa más un problema que una solución.

Comencemos por entender que España, a nivel económico y político, es un estado socialista de corte marxista, esto quiere decir que es el Estado, el que controla y parasita todos los estamentos de la sociedad. Bajo el falso pretexto de «ofrecer acceso gratuito e igualdad de oportunidades». Esto es una contradicción de base, primero porque no es gratuito, lo pagas de tus impuestos (en términos generales: el 47% de todo lo que ganas) y lo segundo no ofrece igualdad de condiciones, pues en cada comunidad autónoma de España - a merced de los diferentes partidos políticos- se ofrecen diferentes sub-modelos educativos, lo que ocasiona, precisamente, que existan brechas y desequilibrios en la calidad educativa. Dependiendo de la zona geográfica donde resida el alumno. Eso, para entendernos, se llama "desigualdad".

Otro factor importante a tener en cuenta, es que, al ser el estado el que controla, parasita e impone los servicios básicos de los ciudadanos, sean éstos los que sufren el control, autoritarismo y dependencia económica por parte del propio Estado. Por definición, lo público coacciona las libertades individuales, incluidas las económicas. Como dije líneas atrás, se producen toda una serie de «injusticias» de las que las familias son victimas directas.

Estos condicionantes suponen una inmoralidad más propia de dictaduras que de democracias. Porque el estado - gozando de pleno control- se convierte en un actor opresor, pues secuestra y negocia con los servicios básicos de los ciudadanos. Oprime porque obliga - de forma directa e indirecta - a someter a las familias a sus leyes educativas, secuestra porque no permite libertad de elección, y negocia porque deja en manos del partido político de turno, el modificar, recortar u adoctrinar, a cambio de votos. 

Una vez entendido esto, cabe preguntarse si el ciudadano medio tiene alternativa frente a los preceptos del estado, y lo cierto es que, las clases bajas y medias - que teóricamente eran las más protegidas por el estado del bienestar - son realmente las que no tienen alternativa. Porque, recordemos, hacienda y demás administraciones (Estado), les retiene el dinero - a través de los impuestos - que les impide poder pagarse un hospital privado o un colegio privado para sus hijos. De hecho, los impuestos son tan elevados - porque tienen que mantener un Estado gigantesco - que secuestran la libertad económica de las familias. Impidiendo, como dijes antes, que sean éstas las que busquen alternativas privadas. 

Es importante recordar que un colegio privado en España cuesta, de media, entre 400 y 700 euros mensuales, si a eso le sumamos los impuestos que pagan las familias, hacen inviable que las clases bajas y medias accedan a servicios privados. Algo que no ocurre con las familias adineradas, las cuáles si gozan de esa «ventaja», así que podemos afirmar que el sistema educativo público no cumple el principio de «igualdad». 

Por si todo lo expuesto anteriormente no fuera suficiente, el Estado aplica recortes económicos al sistema educativo público, lo que ocasiona un empeoramiento del servicio y la calidad del mismo. Es decir, encima que no puedes elegir, empeoran el servicio que ya de por sí estaba deficiente. Faltan protocolos para alumnos victimas de acoso, faltan medios para alumnos con necesidades especiales, y una larga lista - ya conocida- de carencias.

Además, este modelo educativo, imposibilita que los padres tengan control y vigilancia sobre el trato que reciben sus hijos por parte de los profesores. Claro, el propio estado les confiere una «autoridad» que en la práctica facilita la impunidad en los casos en los que se produzca «mala praxis» por parte de dichos funcionarios.

Adoctrinan a nuestros hijos, no nos dejan elegir centro, ni profesores, asignaturas, materias etc. No nos ofrecen un servicio de calidad, y además, debes callar y pagarlo con unos impuestos altísimos. Porque hay que mantener el enorme Estado que tenemos, y recordar que una gran parte de la población ha querido que sea así, han querido que sea "papa estado" el que les maneje su vida, su economía, su educación y su sanidad.

A mi juicio, la solución más sensata y necesaria, sería permitir a los padres que de las cantidades de impuestos que pagan, éstas sean devueltas para que sean los propios padres los que decidan donde invertir ese dinero. Y el que quiera seguir con un modelo 100% público, pues que siga. Pero insisto, que nos dejen elegir a los que no promulgamos con el sistema público.

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